Y entonces... sucedió.
La crisis mundial está tocando a la puerta del país y el gobierno ha tomado medidas.
El gobierno de la República aumentará el gasto público en infraestructura, una refinería, activación económica interna, tenía muchos años que no se escuchaba un mensaje así.
Si bien el discurso sorprende, en el análisis era lo único que se podía hacer, porque ya no hay un mundo que pueda invertir en México, no quedaba de otra más que estimular la economía interna para garantizar el empleo, el consumo y el flujo de recursos.
No le ha quedado de otra a los actores políticos más que reconocer esta acción, que es contraria a lo que el PAN y el PRI venían haciendo en los últimos 25 años y que aunque se acerca más al pensamiento de centro izquierda no es agradable del todo al PRD porque no la hicieron ellos.
También está la propuesta de López Obrador, aunque en realidad parece una genial ocurrencia de borracho de cantina, no creo que los mexicanos admitamos que por decretos en el Legislativo se nos dicte dónde comprar y comer, además de que los recortes a los gastos de funcionamiento del gobierno ni él los haría si fuera presidente. Que no se le olvide que la forma es fondo y francamente su plan económico es bastante chafa; que bueno que no llegó a Presidente.
Habremos de ver los resultados de estas acciones del Gobierno, que hoy parecen sensatas y necesarias; ya hay ajustes para el paquete económico 2009, y esperemos que la economía mexicana reaccione favorablemente, lo que podría ser una campanada mundial inédita en el Siglo XXI.
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