jueves, 6 de noviembre de 2008

Como en la leyenda del Cid Campeador


Se dice que Rodrigo Díaz de Vivar, ya muerto, fue puesto en la montura de su caballo, cubierto en su armadura y con su espada Tizona salió a la batalla espantando a los moros que lo creían exterminado; triunfó en una batalla a pesar de la muerte.

Juan Camilo Mouriño Terrazo (Q.e.p.d.) como Secretario de Gobernación tenía la obligación de mantener la gobernabilidad en el país, encomienda nada sencilla si tomamos en consideración el enrarecido y polarizado entorno sociopolítico derivado de la elección presidencial de 2006, sin embargo se las arregló para contener las presiones políticas y alcanzar acuerdos que faciltaran las reformas estructurales necesarias para el país.

Si bien tuvo algunos resultados, siempre quedó la sensación de que las reformas, negociadas por él y sus operadores, se quedaron chatas en aras de satisfacer los intereses políticos de los grupos opositores en una suerte de acomodos institucionales posibles pero no de gran alcance y que, terminan dejando pendientes importantes.

Sin embargo y para no cuestionar ni criticar a quien no se puede defender, porque no es propio, me referiré a que su labor fundamental era la de asegurar a su jefe, el Presidente de la República, la convergencia de los diferentes grupos de la sociedad en torno a un objetivo común, el desarrollo de México.

Todos los esfuerzos políticos, humanos, personales, y los incentivos políticos no fueron suficientes para que la clase política fuera unánime en la agenda pública y quién iba a decirlo, finalmente Mouriño se salió con la suya yendo más allá de su propia existencia.

Con un sacrificio, que fue más allá de la vida, el Secretario de Gobernación hizo que toda la clase política se reuniera; que los opositores estuvieran al lado de los oficialistas; que Marcelo Ebrard, el rival de la institución gubernamental, fuera institucional, colaborara comprometidamente con el Gobierno Federal, y estuviera al pendiente de todo lo que estuviera a su alcance para superar la tragedia.

Así como en la leyenda del Cid Campeador, Mouriño, aún muerto, logró el acuerdo de los políticos, esperemos que su muerte no sea inútil y que este primer encuentro de la clase política no solo sea para las tragedias, sino para los grandes retos que la Nación tiene por delante, con espíritu de solidaridad, de colaboración y de entrega total, al margen de los apasionamientos y las creencias individuales.

¿Qué pasa con la Isla Bermeja?

El 21 de ocutbre pasado, Senadores del PAN presentaron un punto de acuerdo por el que se exhorta al Ejecutivo Federal a través de la Secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores y Marina Armada de México con el fin de que presenten, en un plazo de 30 días, un informe detallado sobre la misteriosa inmersión de la Isla Bermeja, ubicada en el Golfo de México en las coordenadas N. 22º 33'; O. 91º 22', y en cuyos alrededores se localizaron reservas equivalentes a más de 22,500 millones de barriles de hidrocarburo.

También se exhortó a la Secretaría de Marina Armada de México a hacer una inspección física de las coordenadas antes mencionadas, ante la sospecha de que la Isla fue sumergida artificialmente son el objeto de modificar los límites en los que Estados Unidos y México se repartieron los llamados "hoyos de dona".

La Isla Bermeja es referida por Abraham Ortelius en 1570, en 1863 por Antonio García Cubas, en 1864 por Manuel Orozco y Berra, y en 1946 por Manuel Muñoz Lumbier y la SEP.

Y es que en 1978 se redactó un tratado de límites sobre esa porción del Golfo de México para la explotación de los yacimientos de petróleo en los que nuestro país establecía el Islote Bermeja para extender al norte el límite, mientras que Estados Unidos establecía las Islas Dernier para extender sus límites al Sur.

El Senado estadounidense se negó a ratificar el tratado porque sus límites para la explotación de los yacimientos en los "hoyos de dona" no le favorecían, pero inexplicablemente en 1998 se ratifica el tratado poniendo como base del límite mexicano al arrecife conocido como Los Alacranes, lo que favorecía al Estados Unidos para poseer la mayor parte del hoyo de dona occidental.

Las nebulosas negociaciones recibieron los más severos cuestionamientos del Senador panista José Ángel Conchello, quien inició una intensa investigación que no tuvo resultados porque el panista falleció en un accidente aún no esclarecido, sus estudios desaparecieron y las minutas del Senado mexicano también desaparecieron.

Por ello se cuestiona actualmente la actuación de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Energía en el periodo 1997-1998, además de que, al hacer la inspección física de la Isla Bermeja no se encontró nada más que una plataforma sumergida 40 metros, lo que no se puede considerar una isla.

Se presume que deliberadamente, y con el conocimiento de información privilegiada, el Gobierno Mexicano consintió en la inmersión de la Isla Bermeja para favorecer a los intereses estadounidenses, lo que pondría en serios aprietos a Rosario Green y a Luis Téllez que, en ese tiempo, anunciaron el fin de las negociaciones con los resultados hoy conocidos.

La recuperación de la isla ya es inútil y los esfuerzos para modificar el tratado serían infructuosos, pero es importante que se esclarezcan los hechos para que se sancione a los responsables, sin importar la investidura que hoy puedan gozar, para eso existen los decretos, para aplicarse especialmente a individuos particulares en momentos y espacios específicos.

Si en verdad hubo funcionarios que actuaron dolosamente que se les castigue por alta traición.

La enseñanza que nos queda, para aquellos trasnochados que miden la soberanía en lo material, es que si unos tramposos entregan porciones del país y sus recursos no se pierde soberanía, ¿O acaso México dejó de serlo?

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Descansen en paz


Nuestras más profundas condolencias a los familares del Secretario de Gobernación, Juan Camilo Mouriño Terrazo; del Secretario Técnico para las Reformas de Seguridad y Justicia Penal, José Luis Santiago Vasconcelos; del Vocero de la Secretaría de Gobernación, Miguel Monterrubio; y de los ciudadanos Norma Díaz, Julio César Ramírez, Álvaro Sánchez y Giselle Carrillo.

Descansen en paz

Obama: Esperanza o desventura

Tal parece que se hizo realidad el sueño de Martin Luther King; ahora la historia consigna un hecho tan trascendente como la caida del muro de Berlín o el fin del Comunismo.

El triunfo electoral de Barack Hussein Obama Jr. está hecho de esos ingredientes que nos recuerdan que los hombres pueden superar sus enanismos morales y hacer prodigios sociales de la más elevada y sublime capacidad de raciocinio y espiritualidad humanas.

La elección del 4 de noviembre de 2008 en los Estados Unidos pasará a la posteridad por muchos motivos, pero para no caer en los lugares comunes, me referiré que este importantísimo acontecimiento nos deja grandes lecciones de humanidad que no podemos dejar de lado en ninguna parte del mundo.

No solo se trata de la capacidad de un pueblo de superar sus atavismos y elegir al primer presidente negro de la historia de la nación más poderosa de la tierra, sino que nos deja el más cristalino ejemplo de dignidad humana, la esperanza en un futuro mejor, la fe, la tolerancia, la civilidad política, y la confianza en que las insituciones siempre son superiores a las debilidades humanas.

Con Obama los estadounidenses recuperan la confianza en su país, pero ahora lo hacen con un renonavdo espíritu, con un nuevo paradigma que, en esencia, debería hacer comprender a toda la población que no hace falta ser nativo ni miembro de una mayoría étnica para amar a su país y comprometerse con todas sus energías a construir una nación grande.

Esperemos que la lección de tolerancia que el pueblo de los Estados Unidos le dio al mundo, se vea reflejado en las otras minorías, porque los migrantes de todo el mundo que llegan a ese país, han entregado algo más que el simple sudor de su frente para ayudar a sostener al Estado más influyente del planeta.

Sin emargo, en México debemos tomar nuestras previsiones porque no todo es miel sobre hojuelas; Obama, el candidato, nunca mencionó a Latinoamérica en su programa de acción, y si bien se planteó mejorar las condiciones de seguridad social, de crecimiento económico y de mejor relación con el mundo, lo hace por el bienestar interno de Estados Unidos.

En campaña propuso revisar el TLCAN y, desde luego, no tendríamos por qué extrañarnos si su gobierno comienza con medidas proteccionistas que afecten la condición de socios que tenemos con ese país y en clara afectación a los ríos de migrantes que a cada día intentan cruzar la frontera.

No olvidemos que Estados Unidos tiene que irse a un rincón a lamerse y curarse las heridas de la guerra y de los excesos económicos y en ese compás de espera podría verse afectada la relación bilateral.

En realidad parecía que lo más conveniente para México era que ganara McCain, quien tiene un excelente relación con nuestro país, conoce perfectamente el fenómeno migratorio, nos tenía en su agenda, es Senador de un estado fronterizo y, al haber nacido en Panamá, tiene fuertes lazos afectivos con América Latina.

No le queda más opción al gobierno mexicano que comenzar de inmediato los acercamientos con el Presidente Electo Obama para poner en su mente la siempre tan delicada relación bilateral, que no olvide que el voto de los nacidos en México influyó en su victoria y que, al igual que su minoría racial, los mexicanos en Estados Unidos son uno de los principales motores de la productividad de la nación de la que en breve será Presidente.