En la coynutura de la Reforma Energética que se discute en el Senado de la República hay que reconocer la disposición de las fuerzas políticas para construir un consenso que haga posible la modernización del sector y la consecuente mejora de la competitividad productiva de México.
Sin embargo preocupa mucho el discurso incendiario de Andrés Manuel López Obrador y sus células radicales que amenazan con destruir al Estado Mexicano tal como lo conocemos hasta nuestros días.
Como bien lo refiere Rafael Loret de Mola, López Obrador comienza su carrera política cuando es nombrado Delegado del Instituto Nacional Indigenista en su natal Tabasco en 1973, ocasión en la que, el ahora Senador, Graco Ramírez lo involucra con los grupos guerrilleros del norte de Chiapas, hasta convertirlo en el engendro insurrecto que hoy conocemos.
El peligro es que, a pesar de los acuerdos civilizados que se tomen en el Senado, López Obrador está dispuesto a usar la Reforma como un pretexto para iniciar movilizaciones con el objeto de descarrilar al país, tal como lo afirmó públicamente Porfirio Muñoz Ledo ante Joaquín López Dóriga.
La coyuntura es perfecta para el oportunismo político del tabasqueño, la crisis crediticia mundial revela que el modelo económico tiene deficiencias que, aunque se pueden corregir, ahora son el pretexto ideal de los opositores a la economía de libre mercado; ocasión formidable para que se posicione el discurso estatista de López Obrador con la oportunidad de colocar sus fichas en la arena pública; tal como ocurrió con la gran depresión de 1929, que devino en los totalitarismos europeos de Mussolini y Adolfo Hitler, con las consecuencias por todos conocidas.
El problema se magnifica con el conflicto magisterial de Morelos en que grupos guerrilleros, anarquistas, izquierdistas radicales, colombianos simpatizantes de las FARC, y venezolanos seguidores de Hugo Chávez se están inmiscuyendo en un movimiento que amenaza la estabilidad de México.
Lo advierto desde ahora, hay en México un grupo vinculado a la guerrilla intransigente, antidemocrática, autoritaria, facista y excluyente, que apoya a López Obrador y que está dispuesta a estallar una revuelta armada en el año 2010 para posicionar lo peor de la política revolucionaria y trasnochada de los más aciagos años de la América Latina psedudosocialista.
Que mal entendieron los analfabetas intelectuales de la izquierda las ideas de Gunder Frank sobre la periferia, las revoluciones no tienen que ser armadas para que sean efectivas, México y América Latina tienen problemas, pero no se resolverán por medio de la venganza social, sino por un gradualismo inteligente que en primera deseche las castas ideológicas y en seguida apueste por la integración de los pueblos mediante el consenso.
Aviso a tiempo, paren a López Obrador, su camarilla y sus guerrilleros; de no hacerlo la Patria quedará en grave peligro de tener líderes oclócratas, totalitarios, represores, antidemocráticos y que podrían crear un frente político lidereado por el psicópata de Hugo Chávez poniendo en riesgo bélico internacional a México.
No olvidemos la historia, ya lo vimos en el siglo XX, seríamos una sociedad estúpida si volvemos a permitir el ascenso de los totalitarismos.
"Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla"
Sin embargo preocupa mucho el discurso incendiario de Andrés Manuel López Obrador y sus células radicales que amenazan con destruir al Estado Mexicano tal como lo conocemos hasta nuestros días.
Como bien lo refiere Rafael Loret de Mola, López Obrador comienza su carrera política cuando es nombrado Delegado del Instituto Nacional Indigenista en su natal Tabasco en 1973, ocasión en la que, el ahora Senador, Graco Ramírez lo involucra con los grupos guerrilleros del norte de Chiapas, hasta convertirlo en el engendro insurrecto que hoy conocemos.
El peligro es que, a pesar de los acuerdos civilizados que se tomen en el Senado, López Obrador está dispuesto a usar la Reforma como un pretexto para iniciar movilizaciones con el objeto de descarrilar al país, tal como lo afirmó públicamente Porfirio Muñoz Ledo ante Joaquín López Dóriga.
La coyuntura es perfecta para el oportunismo político del tabasqueño, la crisis crediticia mundial revela que el modelo económico tiene deficiencias que, aunque se pueden corregir, ahora son el pretexto ideal de los opositores a la economía de libre mercado; ocasión formidable para que se posicione el discurso estatista de López Obrador con la oportunidad de colocar sus fichas en la arena pública; tal como ocurrió con la gran depresión de 1929, que devino en los totalitarismos europeos de Mussolini y Adolfo Hitler, con las consecuencias por todos conocidas.
El problema se magnifica con el conflicto magisterial de Morelos en que grupos guerrilleros, anarquistas, izquierdistas radicales, colombianos simpatizantes de las FARC, y venezolanos seguidores de Hugo Chávez se están inmiscuyendo en un movimiento que amenaza la estabilidad de México.
Lo advierto desde ahora, hay en México un grupo vinculado a la guerrilla intransigente, antidemocrática, autoritaria, facista y excluyente, que apoya a López Obrador y que está dispuesta a estallar una revuelta armada en el año 2010 para posicionar lo peor de la política revolucionaria y trasnochada de los más aciagos años de la América Latina psedudosocialista.
Que mal entendieron los analfabetas intelectuales de la izquierda las ideas de Gunder Frank sobre la periferia, las revoluciones no tienen que ser armadas para que sean efectivas, México y América Latina tienen problemas, pero no se resolverán por medio de la venganza social, sino por un gradualismo inteligente que en primera deseche las castas ideológicas y en seguida apueste por la integración de los pueblos mediante el consenso.
Aviso a tiempo, paren a López Obrador, su camarilla y sus guerrilleros; de no hacerlo la Patria quedará en grave peligro de tener líderes oclócratas, totalitarios, represores, antidemocráticos y que podrían crear un frente político lidereado por el psicópata de Hugo Chávez poniendo en riesgo bélico internacional a México.
No olvidemos la historia, ya lo vimos en el siglo XX, seríamos una sociedad estúpida si volvemos a permitir el ascenso de los totalitarismos.
"Aquel que no conoce su historia está condenado a repetirla"