miércoles, 27 de mayo de 2009

La democracia frankensteniana


Si ponemos atención a la novela de Mary Shelley intitulada Frankenstein o el Moderno Prometeo, de 1818, se puede tener por lección que la falta de moral -científica en su caso- y el afán de rivalizar con Dios en poder, crea un monstruo horrendo que se hace objeto del rechazo y la incomprensión social que lo lleva al sufrimiento hasta que termina por aniquilar a su creador y autodestruirse.

También pareciera un libro profético sobre la democracia mexicana, porque así hicieron los legisladores con un sistema electoral que, en vez de electricidad, fue animado con odios y venganzas que se han ganado el rechazo social frente a la complacencia de una partidocracia degenerada que se frota las manos ante la renuncia del pueblo a la participación activa en la cosa pública.

Menudo favor le hacen los políticos a su sistema de democracia electoral que ahora premia la mentira, la ignorancia y la retórica demencial pero al mismo tiempo castiga la crítica y el debate ciudadano, confinando a la población a mero espectador de una obra de teatro de revista de mala factura y con actores chafas por la que se tiene que pagar un boleto muy costoso.

El monstruo que la clase política ha creado se ha ganado hasta el rechazo de sus creadores y además no es funcional para cualquier pueblo que se precie de ser democrático, porque ha pasado de ser un árbitro electoral a un servil cómplice de las conveniencias partidistas, que no es capaz de señalar las inconsistencias y falsedades de las propuestas de campaña de los partidos y candidatos, pero sí está disponible para señalar con dedo flamígero a la sociedad organizada que hace cuestionamientos sobre la pobreza intelectual y formal de las propuestas electorales.

Si analizamos los ofrecimientos de los diferentes partidos políticos podremos ver con tristeza que siguen pensando que el pueblo de México está constituido por párvulos estúpidos que no son maduros ni capaces de comprender una estratagema de acción legislativa y política.

Cierto es que la población permanece ignorante, y ha renunciado a enterarse, del importante papel de las cámaras en la vida pública del país, pero los partidos no han fomentado la cultura política e incluso apuestan a conservar el statu quo para que la población siga dejando en manos de los políticos la cosa pública y así satisfacer sus más oscuros intereses.

La apuesta panista engaña a los mexicanos porque les está ofertando seguridad pública como si se tratara de un simple programa gubernamental prescindible cuando en realidad se trata de una de las obligaciones fundamentales de todo Estado. Cierto es que el gobierno del Presidente Calderón ha emprendido una valiente lucha contra el hampa organizada pero ello no significa una graciosa concesión del poder público a los ciudadanos, es su obligación y para eso se le dio mandato.

Miente el PRI al querer adjudicarle al gobierno de la República la responsabilidad de la crisis financiera, económica y de empleo, cuando a todas vistas esa crisis vino de afuera y principalmente de un país con el que los propios priístas se empeñaron en establecer un acuerdo de libre comercio; por otra parte, el priísmo se asume como experimentado y conocedor del arte de gobernar y pareciera olvidar que cuando tuvieron la oportunidad de demostrarlo simplemente no lo hicieron o no supieron hacerlo.

En cuanto al PRD también miente y se pone en evidencia su profunda ignorancia de la teoría política más elemental y de la política pública al pretender ofrecer programas que son competencia del Ejecutivo en una elección del Legislativo; además, demuestran su falta de conocimiento del derecho creando leyes sobre programas sociales y olvidan que la ley es general, obligatoria, abstracta e impersonal, por lo que, hasta los ricos –que tanto dicen odiar- se verían beneficiados con programas de asistencia social.

Por lo que toca al Partido Verde, no está ofreciendo nada nuevo y por el contrario está proponiendo refritos de hace años sobre temas relacionados con la educación y la seguridad social; en efecto en 1999 Vicente Fox propuso la creación de un seguro universal que permitiera a los mexicanos la atención médica en instalaciones públicas o privadas con cargo a la institución que aseguraba, de ese intento solo el Seguro Popular sobrevivió a los intereses políticos; en cuanto a la educación, en 2004 Ricardo Salinas habló de la implementación del Bono Educativo, propuesta que recogieron algunos legisladores y que nunca tuvo eco en las cámaras por las presiones políticas de grupos de interés y la mafia del SNTE.

Además, cabe mencionar la total ignorancia de los verdes a los instrumentos de política exterior y los tratados internacionales al pretender reinstaurar la pena de muerte en México, medida que ha probado que no reduce la criminalidad, amén de que es una ironía que el partido que defiende la vida se pronuncie a favor de la muerte, lo que se requiere no son sanciones más severas, sino que se cumplan las que existen y el Verde no puede comprometerse a ello porque sería escupir para arriba al tener en la impunidad a su presidente nacional, recuerden el video de los millones de dólares.

El turno corresponde al matrimonio del PT y Convergencia que pretenden engañar al elector diciendo que se estaría mejor con López Obrador, como si el mesiánico lidercillo hubiera podido contener una crisis económica que venía de fuera, ya lo quisiera ver justificándose y culpando al PRIAN de crearle un complot económico al lado de las potencias para hacerle fracasar su proyecto alternativo. Resulta evidente que López Obrador tiende más a hacer perder que a capitalizar votos, pero lo que no comprenden sus partidos parásitos es que el tabasqueño está apostando a perderlo todo para tener aún argumentos de descalificación a las instituciones del Estado, hay que tener cuidado porque su apuesta es a la destrucción definitiva del IFE al acusarlo de la pérdida del registro de dos partidos.

El nombre Nueva Alianza no significa necesariamente que sea una mejor alianza, sino el reacomodo de políticos en torno al mismo interés caciquil en el SNTE, por lo que su propuesta de educación basado en becas es una promesa hueca que no responde a la necesidad de una educación de calidad que saque a los mexicanos del oscurantismo y los convierta en ciudadanos cultos y críticos que exijan a sus gobernantes un comportamiento a la altura de su pueblo. Su estrategia responde a mantener los privilegios sindicales de su líder y su posibilidad de hacer contrapeso político.

En cuanto a los socialdemócratas no se concibe que pretendan hacer de derecho lo que de hecho ya existe y que, al no haber prohibiciones, se permite tal como la diversidad sexual y la laicidad del Estado, y recalco Estado que no tiene que ver con la fe que profesen los gobernantes, o al menos yo no he visto que el nombre del país se haya convertido en el Sacrosanto y Católico Estado Mexicano; por lo que toca a la despenalización de drogas y aborto se tratan de asuntos del orden privado que de llevarse al ámbito público y sobre todo del derecho terminan por atentar precisamente contra el principio de la libre elección, además de que no podrían llevar a la generalidad postulados en los que amplios segmentos de la población no están de acuerdo precisamente por ignorarse las características de la ley, esas conductas no debieran ni permitirse ni prohibirse, simplemente debieran estar fuera de la legislación.

Como se puede apreciar, los partidos no salen bien librados al simple análisis de sus propuestas, por el contrario terminan con un saldo negativo porque ponen en evidencia sus miserias; o son perversos y pretenden engañar a la población a sabiendas de que no se consideran las propuestas y plataformas y las ponen por puro relleno confiados en que la compra del voto y la manipulación les darán el triunfo, o son intelectualmente tan pobres que no pueden construir propuestas medianamente cercanas a la realidad y sobre todo coherentes con la teoría del Estado y con el marco legal e institucional que nos hemos dado.

Queda entonces al descubierto que los partidos han excluido al pueblo de la cosa pública y sólo lo utilizan para legitimar sus acomodos; y para poner la cereza en el pastel, se han creado un adefesio electoral a modo para mantener a una oligarquía mediocre que se reparte el poder.

Lo cierto es que la población está más desinteresada que nunca en votar y el abstencionismo podría sacar de la competencia a los partidos; sólo es cosa de esperar que no sea que tengan el nefasto destino de Víctor Frankenstein y terminen aniquilados por el monstruo que crearon.