jueves, 6 de noviembre de 2008

¿Qué pasa con la Isla Bermeja?

El 21 de ocutbre pasado, Senadores del PAN presentaron un punto de acuerdo por el que se exhorta al Ejecutivo Federal a través de la Secretarías de Gobernación, Relaciones Exteriores y Marina Armada de México con el fin de que presenten, en un plazo de 30 días, un informe detallado sobre la misteriosa inmersión de la Isla Bermeja, ubicada en el Golfo de México en las coordenadas N. 22º 33'; O. 91º 22', y en cuyos alrededores se localizaron reservas equivalentes a más de 22,500 millones de barriles de hidrocarburo.

También se exhortó a la Secretaría de Marina Armada de México a hacer una inspección física de las coordenadas antes mencionadas, ante la sospecha de que la Isla fue sumergida artificialmente son el objeto de modificar los límites en los que Estados Unidos y México se repartieron los llamados "hoyos de dona".

La Isla Bermeja es referida por Abraham Ortelius en 1570, en 1863 por Antonio García Cubas, en 1864 por Manuel Orozco y Berra, y en 1946 por Manuel Muñoz Lumbier y la SEP.

Y es que en 1978 se redactó un tratado de límites sobre esa porción del Golfo de México para la explotación de los yacimientos de petróleo en los que nuestro país establecía el Islote Bermeja para extender al norte el límite, mientras que Estados Unidos establecía las Islas Dernier para extender sus límites al Sur.

El Senado estadounidense se negó a ratificar el tratado porque sus límites para la explotación de los yacimientos en los "hoyos de dona" no le favorecían, pero inexplicablemente en 1998 se ratifica el tratado poniendo como base del límite mexicano al arrecife conocido como Los Alacranes, lo que favorecía al Estados Unidos para poseer la mayor parte del hoyo de dona occidental.

Las nebulosas negociaciones recibieron los más severos cuestionamientos del Senador panista José Ángel Conchello, quien inició una intensa investigación que no tuvo resultados porque el panista falleció en un accidente aún no esclarecido, sus estudios desaparecieron y las minutas del Senado mexicano también desaparecieron.

Por ello se cuestiona actualmente la actuación de las Comisiones de Relaciones Exteriores y de Energía en el periodo 1997-1998, además de que, al hacer la inspección física de la Isla Bermeja no se encontró nada más que una plataforma sumergida 40 metros, lo que no se puede considerar una isla.

Se presume que deliberadamente, y con el conocimiento de información privilegiada, el Gobierno Mexicano consintió en la inmersión de la Isla Bermeja para favorecer a los intereses estadounidenses, lo que pondría en serios aprietos a Rosario Green y a Luis Téllez que, en ese tiempo, anunciaron el fin de las negociaciones con los resultados hoy conocidos.

La recuperación de la isla ya es inútil y los esfuerzos para modificar el tratado serían infructuosos, pero es importante que se esclarezcan los hechos para que se sancione a los responsables, sin importar la investidura que hoy puedan gozar, para eso existen los decretos, para aplicarse especialmente a individuos particulares en momentos y espacios específicos.

Si en verdad hubo funcionarios que actuaron dolosamente que se les castigue por alta traición.

La enseñanza que nos queda, para aquellos trasnochados que miden la soberanía en lo material, es que si unos tramposos entregan porciones del país y sus recursos no se pierde soberanía, ¿O acaso México dejó de serlo?

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